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Agrandamiento de la Próstata
¿Qué es el agrandamiento prostático?
El agrandamiento no maligno de la glándula prostática o hiperplasia prostática, es una de las enfermedades más frecuentes entre los varones adultos. Comienza a manifestarse alrededor de la cuarta década de la vida aumentando su incidencia con el pasar del tiempo. A partir de los 60 años, aproximadamente un 50% de hombres sufren un deterioro en el flujo urinario como consecuencia del aumento del tamaño prostático, requiriendo, muchos de ellos, tratamiento.
¿Qué es la próstata?
La próstata es una de las glándulas sexuales del hombre. Se encuentra por debajo de la vejiga (lugar de almacenamiento de orina) y rodeando a la uretra (conducto que permite que la orina salga de la vejiga hacia el exterior).

Su tamaño se asemeja al de una nuez. Experimenta un crecimiento durante la pubertad manteniéndose su tamaño hasta la edad adulta. Con el pasar de los años, se observa un agrandamiento anormal de la próstata, comprimiendo a la uretra, conducto al cual rodea. Dicha compresión dificulta el vaciamiento de la vejiga ocasionando problemas urinarios.
¿Cuáles son los síntomas del agrandamiento de la próstata ?
El agrandamiento benigno de la próstata se manifiesta en forma lenta y progresiva, a veces imperceptible. La obstrucción a la uretra producto del aumento del volumen prostático produce síntomas como:

Retardo en el inicio de la micción Chorro de orina débil, muchas veces entrecortado Falta de fuerza en el chorro miccional Vaciado incompleto de la vejiga Aumento de la frecuencia de micción durante el día Urgencia miccional, sensación de no poder retener la orina Necesidad de levantarse por la noche para orinar Hacer fuerza abdominal para aumentar el flujo de orina Goteo de orina posterior a cada micción
¿Cómo se diagnóstica el agrandamiento de la próstata?
Con una simple visita al urólogo se puede mejorar los trastornos miccionales y prevenir enfermedades más severas tales como el cáncer de próstata.

El chequeo prostático anual consta de:

Historia clínica: El interrogatorio estará enfocado a la búsqueda de síntomas de obstrucción urinaria. PSA: El antígeno prostático específico, más conocido por sus siglas en inglés (PSA) es una proteína producida por las células prostáticas que se vuelca a la sangre donde se puede medir para el diagnóstico, pronóstico y seguimiento del cáncer de próstata.
No necesariamente un PSA aumentado significa presencia de células malignas. El examen del PSA no puede diagnosticar el cáncer; sólo una biopsia prostática puede hacerlo. El antígeno prostático específico no solo aumenta en el cáncer de próstata sino también en inflamaciones prostáticas y en el crecimiento benigno de la próstata.
Tacto rectal: Es un procedimiento sencillo de alta efectividad en la detección de enfermedades prostáticas.
A través del tacto rectal se puede palpar la próstata. Dicho estudio nos informa sobre el tamaño, la consistencia, la sensibilidad y presencia de lesiones sospechosas prostáticas.


Ecografía prostática: Es un estudio de imágenes complementario, necesario para determinar el tamaño de la próstata y evaluar la presencia de nódulos en la misma. Uroflujometría: Es un estudio sencillo y no invasivo que permite evaluar la fuerza y calidad del chorro miccional.
¿Qué tratamientos existen para el agrandamiento prostático?
Es mucho lo que se avanzó en la curación de enfermedades prostáticas. Existen muchos tipos de tratamientos con el objetivo de aliviar los síntomas y ofrecerle al paciente una mejor calidad de vida.

Las opciones son las siguientes:

Vigilancia: Si los síntomas producidos por el agrandamiento prostático son leves, se sugiere control periódico. Medicamentos: Mejoran los síntomas y el flujo de orina al relajar la musculatura de la próstata y disminuir su tamaño.
Los alfa bloqueantes (tamsulosina, terazosina, doxazosina) relajan los músculos del cuello de la vejiga y la próstata aumentando el flujo urinario.
Los inhibidores de la 5 alfa reductasa (finasteride, dutasteride) disminuyen el tamaño de la glándula prostática mejorando los síntomas obstructivos.
Cirugía: Cuando el tratamiento con medicamentos no ha aliviado los síntomas se puede proponer el tratamiento quirúrgico. El criterio de elección de la cirugía depende del tamaño de la próstata.
La resección transuretral de la próstata (RTU P) es de los procedimientos quirúrgicos más frecuentes para la hiperplasia prostática benigna. Se introduce un instrumental especial a través de la uretra hasta llegar a la próstata para su resección. Cuando el tamaño prostático es demasiado grande que impide su resección a través de la uretra se debe realizar una adenomectomía prostática (cirugía a cielo abierto), la cual a través de una incisión en la parte baja del abdomen se llega a la próstata para su extracción.

La mejor manera de prevenir los problemas prostáticos es visitando a su urólogo anualmente a partir de los 40 años. En Centro andrológico Recoleta somos profesionales entrenados en patología prostática, y podemos ofrecerle el tratamiento más adecuado para usted a través de una atención personalizada.